LIDIA DE ANDRÉS
Hola a todos los que leéis ahora mismo:
El hecho tan sólo de escribir en esta página me ha hecho recordar partes de mi vida que ya tenía olvidadas, por tanto, en primer lugar y antes de presentarme, daros las gracias por hacer esto posible.
Con respecto a mí, deciros que soy Lidia, una mujer de 36 años muy reflexiva, quizás demasiado a veces y me encanta analizar todo, con el único y claro objetivo de entenderlo, pero llegando a una edad, te das cuenta que eso no siempre es posible, jajaja!!!!, a pesar de ello, los intentos son muchos y las ganas e ilusión también.
Mi vida ha dado mil vueltas, he trabajado en sitios muy distintos que no tienen nada que ver el uno con el otro, pero creo que esto ha sido positivo para mí. Lo desconocido a veces te sube la adrenalina y es emocionante, aparte de poner en juego tu capacidad de adaptación.
Mi perfil profesional se remite a la licenciatura de psicología, especializándome en la psicología clínica a través de mi formación en psicoterapia y mi experiencia en instituciones como Cruz Roja, Asociación de Parkinson y el grupo GAD (grupo de ayuda al drogodependiente) en un Centro Penitenciario
En el campo educativo, mi aportación en un departamento de orientación tratando diversos problemas de aprendizaje, ha hecho que pueda actuar en el mismo, también como profesional.
En cuanto a mi formación, he cursado un máster en Psicoterapia, gracias al cual mi labor profesional se encuentra avalada por la FEAP y es reconocida, además de Máster en Profesorado a Secundaria y Máster de Recursos Humanos.
Por otro lado, y como es un tema que me apasiona, realicé los cursos de doctorado en “Bienestar y Emociones”, una experiencia que para mí fue de las cosas más apasionantes de investigar, todo aquello que tiene que ver con nuestras emociones y con la forma en que sentimos.
En la actualidad, trabajo en un Centro De Reconocimiento Médico, dónde soy la mar de feliz gracias a mis clientes y a mi fantástico compañero.
Nos vemos por aquí …..
MARÍA FIRPO
Soy María Noel, «cuarentona» -con todo lo positivo y negativo de ese adjetivo-, nací en Montevideo, una ciudad maravillosa, en la cual crecí con el calor de mi familia y con una cantidad de amigas, las cuales hoy conservo. Con ellas he aprendido muchas cosas, pero lo fundamental: el arte de conversar y de escuchar al otro; horas y horas de charlas que te hacen pensar, crecer, divertirte, llorar, y que de a poco van modificando y enriqueciendo tu ser. El amor me trajo a España hace 17 años, con mi maleta llena de ilusiones, las cuales muchas se cumplieron con creces, otras no tanto, y otras todavía están a tiempo. Estudié Psicología, profesión de la que me sirvo para intentar aportar algo de luz cuando alguien no puede solo, pero más que nada para seguir aprendiendo lo fascinante que es el ser humano, más allá de la complejidad que nos caracteriza.