Aún veo borroso por lo del Atleti y los españoles nos volvemos a correr la juerga de la Democracia

crisis de los 40 Juanfran

Lo que me cuesta juntar unas letras, aún veo borroso de la llorera que me agarré el otro día con lo del Atleti y ese Juanfran llorando a moco tendido. Que no se libró de llorar ni el de Fuenla, como dicen por aquí. Si es que aún no me había repuesto de la bajada del Rayo a Segunda, cuando los colchoneros van y pierden la final. Y a día de hoy aún no puedo aguantar las lágrimas cada vez que veo en el telediario al Cholo. Qué quieren que le haga, soy amiga de las causas perdidas. Luego está el erotismo de CR7 recién salido de darse rayos, marcando abdominales, y berreando a lo Braveheart por su acierto en la portería. Claro, que para aciertos los de su compi Sergio Ramos, esta vez con una broma de lo más acertada en estos tiempos pidiendo una subida de sueldo a su jefe por haber ganado, lo apropiado. Pero qué íbamos a esperar de un señor cuya mujer ha programado su parto en torno a la agenda del futbolista. Menos mal que a Pilar Rubio no le ha dado por criar a su hijo en una tribu, sino imagínense el caos para cuadrar agendas. Y que conste que la culpa es de internet, que según el periodista Andrew Keen nos está volviendo ignorantes y narcisistas, con lo listos y altruistas que éramos antes, ahora no hay más que indies, hípsters y gafapastas de esos. Si ya lo dice el arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, hay que cuidar ese “bien precioso que es la familia cristiana” frente al “imperio gay”. ¿Y qué me decís de su llamada a desobedecer las leyes?, por Dios que alguien en esa seo prohíba ver Juego de Tronos y le diga que el halo morado de Pablo Iglesias no es la túnica sagrada de Jesucristo, que al final veo a monseñor conquistando el cielo por asalto. Y esto me recuerda a que los españoles no perdonamos una juerga, y menos si es domingo y hay barra libre, y nos volvemos a correr la fiesta de la Democracia, el 26 de junio. Pero no pienso despedirme sin dar la enhorabuena a todos los merengues como Dios manda, que no veía a nadie con once copazos y todo Cristo llorando desde la boda de mi prima, y hacer historia así no es fácil.

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