No te vayas a traición, por favor!

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¿Cuántas veces os habéis encontrado en la situación de salir por piernas aprovechando que vuestros hijos están entretenidos para no pasar por el temido momento de llantos al descubrir que te vas? ¿Cuántas veces os habéis encontrado diciendo a vuestros hijos “no llores, que por estas tonterías no se llora, si sabes que mamá va a volver”?

La ansiedad de separación es algo evolutivo, completamente normal y casi me atrevería a decir que necesario para el correcto desarrollo del niño, pero es importante entenderla y saber manejarla.

Los niños pequeños necesitan sentir seguridad para estar tranquilos y cuando las cosas ocurren de forma inesperada se descolocan y es muy fácil que se desborden emocionalmente.

Cuando un niño pequeño, que reclama estar con su madre o su padre, descubre de repente que ha desaparecido, sin despedirse, sin darle ninguna explicación… se produce un desconcierto enorme, aunque todos los días de la semana se produzca dicho suceso a la misma hora.

Este desconcierto se produce por varios motivos:

  • Los niños pequeños no han desarrollado aún la suficiente flexibilidad cognitiva para poder adaptarse rápidamente a cambios inesperados, por eso cuando se les descolocan los planes previstos muchas veces montan una rabieta.
  • Cuando el padre o madre desaparece de forma inesperada, por mucho que otro adulto le explique que se va solamente un rato, el niño se descoloca, porque su noción del tiempo no se ha desarrollado aún, por lo que no sabe ni puede imaginar lo que significa un rato, o una hora, o en qué momento es exactamente la hora de cenar que es cuando llega a casa. Los niños no saben de tiempos, ni para lo bueno ni para lo malo, y por eso el argumento de que se va solamente un rato no les ayuda a calmarse.
  • Si al niño no se le explica que su padre o madre se va a ir, la sensación que le queda es una sensación de abandono, no saben porqué se van y se produce un profundo desconsuelo, similar al que sentiríamos si nuestra pareja, de buenas a primeras, desapareciera sin avisar y sin saber por qué y no tuviéramos forma de saber a dónde ha ido ni por cuánto tiempo.
  • Y lo peor de todo es que, si acostumbramos a los niños a que estas cosas sucedan, al final vamos a generar que vivan hiperalertas de forma constante, (siempre estarán vigilantes por si desaparecen sus padres), de manera que van a ser tremendamente dependientes de la presencia de los padres, van a ser niños miedosos e inseguros, desconfiados, con dificultades para centrarse en las tareas cognitivas y fácilmente irritables. Al igual que lo seríamos nosotros con nuestras parejas si hicieran esto mismo con nosotros.

Por todo ello, por favor, avisad con tiempo a los niños de vuestros planes, no necesariamente de qué es lo que vais a hacer, sino de cuándo vais a estar con ellos y cuándo vais a tener que ausentaros.

Salvo que sea por un motivo inesperado, es importante que cuando se levanten por la mañana sepan a grandes rasgos la organización del día y, si son muy pequeños, es recomendable ir recordándoles lo que va a ir ocurriendo, para evitar el factor sorpresa y que sea más fácil adaptarse a vuestra ausencia, aunque no evite del todo la pena de vuestra marcha, pero, al menos, reduciréis la carga de ansiedad y será más fácil centrarle en cualquier otra actividad para que esté entretenido y se divierta.

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