Después de un parón navideño, volvemos a la rutina. Y qué queréis que os diga, pero cuando terminan unos días así… ¡Bendita rutina!
Hoy os quiero contar como voy a afrontar la recuperación o cuesta de enero, como queráis llamarlo.
El primer paso y, uno de los más importantes, ha sido recuperar el 100% de mis actividades físicas. Para buscar una motivación extra, estudié los horarios del gimnasio y decidí probar algo nuevo. Aún no había entrado en una clase de ciclo y, ¡ya me estoy enganchando!
Enero es el mes de los propósitos, o eso dicen. Es un buen momento para empezar a marcarse objetivos físicos y poco a poco, conseguir una forma y fondo en el que nos sintamos bien. Lo sé, empezar a hacer deporte es duro, pero os aseguro (sin dudar lo más mínimo) que, una vez se empieza, ya no se quiere dejar.
El siguiente paso ha sido recuperar la normalidad en mis comidas y sobretodo, llenar el frigorífico de fruta y verdura. Una puntualización muy importante. No queramos perder en dos días lo que hemos cogido en diez (y si cuela alguno más, mucho mejor). Como os he comentado, hay que ir recuperando poco a poco nuestros hábitos: aumentar nuestro consumo de fruta y verdura, hacer 5 ingestas diarias, desayunos cargados de energía y cenas más ligeras,…
Tercer paso, la hidratación. Tengo que confesar que este es uno de los puntos que más me cuesta. Soy de las que no llega a los 2 litros de agua recomendados al día, pero como os he dicho antes, Enero es un buen mes para los cambios y yo, lo estoy intentando.
El cuarto paso ha sido quitar de mi alcance cualquier resto de roscón, polvorón, turrón o mazapán. No quiero verlos hasta el 24 de Diciembre de 2016.
Y, por último y lo más importante, ha sido decirles muy seriamente a mis amigos que no pienso salir en 6 meses,… (Siempre tiene que haber algún propósito que no llegue a cumplirse, ¿no?)