El otro día volé en el parque, lo puedo demostrar, hay testigos. Un vuelo rasante perfecto en el que me aplaudieron y todo. Y eso que el aterrizaje fue espantoso, contra las piedras y arrastrando la barriga. Me levanté digna y me senté en el banco, feliz porque había conseguido el objetivo: llegar a la casa de los ladrones sin que me cogiera el policía psicópata de 9 años que me venía pisando los talones. Sé que algunas madres pensaron que me estampaba contra el banco y de ahí a urgencias y otras que después de esa carrera loca me iba a dar un infarto, pero la realidad es que ni me di cuenta de las magulladuras, me lo estaba pasando bomba.
Acabé con la chaqueta blanca casi negra y con las zapatillas muy perjudicadas, no importaba porque con esa caída la tarde se haría inolvidable. Seguro que cuando Nacho tenga 20 años contará el día en que jugamos a policías y ladrones con medio parque y su madre se pegó el trompazo del siglo.
No hago esto todas las tardes, no os vayáis a pensar que soy la loca del parque, no me daría el cuerpo para tanto, lo pero algunos días merece la pena desestructurarse.
Por qué no probáis hoy a ver qué pasa si os volvéis locas o locos un rato. En la crisis de los 40 os damos algunas ideas de juegos que podemos recuperar y disfrutar como cuando eramos niños:
– La «liebre vista» o «fuga»: es como el escondite pero mejor. Cuando pillas a alguien te da la mano, el siguiente al primero que has cogido y así vas formando una cadena. El último de la cadena se puede escapar si el que la liga se despista. Si alguno de los que están escondidos corta la cadena antes de que le vean salva a todos. Si no, el primero al que han cogido la liga. Los más pequeños pueden ir con el que la liga como ayudantes.
– Policías y cacos: se dividen los dos equipos y hay una cárcel donde los policías van dejando a los cacos que pillan. Los cacos pueden rescatarse entre ellos si logran tocar a los que están presos sin que les pillen a ellos. Nosotros añadimos la variante de una casa para los ladrones porque necesitábamos sentarnos un poco ; )
– La goma y la comba: estos los conoceréis todos, sólo hay que recordar las canciones.
– El escondite inglés: sin mover las manos ni los pies!
– Indios y vaqueros: como el de los policías y los cacos pero gritando como los indios y ambientando el juego en el Salvaje Oeste.
El truco no es poner a los niños a jugar explicándoles cómo se hace, sino disfrutar tú del juego, ser uno más, emocionarte. A todos nos divierte jugar sólo que lo hemos olvidado. Además a los niños les encanta que participemos los mayores de cuando en cuando.
Juega hoy, no te pongas excusas, sólo un ratito, como si tuvieras seis años y no importara que vas a poner de cena o si hay que bañarse.
Juega hoy, porque los niños crecen muy rápido, y mañana ya es tarde.