La Furia

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En el pensamiento de Heráclito, si comprendí algo en clases de filosofía de C.O.U,  resultaba central  la teoría de los contrarios, la unidad de los opuestos.

Este pensador entendía, que en el universo todo está expresado en una tensión que se genera entre opuestos. Así la salud se opone a la enfermedad,  la juventud a la vejez, la riqueza a la pobreza, la fuerza a la debilidad, la calma a la furia etc.

Y es de éste último concepto del que emerge nuestro cuento de hoy, “Fernando Furioso”. Justo en la semana que me encuentro más feliz y calmado,  aparece en mi cabezón esta teoría de opuestos y me apetece hablar de la furia, la ira –  ¿será para equilibrarme?- .

Voy a mi biblioteca de cuentos y extraigo este álbum ilustrado que narra el enfado descontrolado de un niño al que niegan quedarse hasta tarde viendo una película en televisión. Fernando no solo amenaza con su enfado si no le permiten el capricho,  sino que lo termina cumpliendo y es ahí donde el ilustrador de forma soberbia y llena de detalles nos muestra como se desata la ira del niño y comienza a destruir las cosas que le rodean; el salón, la casa, la ciudad, el planeta etc. Todo es arrasado al paso de su cólera. Cuando toda la furia se ha desatado, cuando el cuerpo ha dejado escapar la frustración a través de gritos, respiraciones profundas y movimientos corporales… ¿cuál ha sido el motivo de ese enfado tan desproporcionado?

A veces me ha pasado, ¿a vosotros/as no?, sentir que tu cuerpo comienza a acumular una sensación desagradable que conforma una bola pequeña en el estómago. Esa diminuta masa pero punzante, comienza a tomar más espacios corporales, ganando terreno en cada pensamiento hasta llegar al momento de la asfixia total y la única forma de desalojarla es por explosión. Es entonces, cuando la ira, la cólera o la FURIA se manifiestan.

El álbum de esta semana habla de una forma gráfica y clara ese proceso que hemos podido sentir en algún momento y que en ocasiones arrasa con todo; familiares, amigos/as hasta con nosotros mismos y ¿para qué? Esa conclusión os la dejo para vosotros/as después del término de la lectura.

Por otro lado, la narración me hace pensar si en ocasiones no es bueno explotar. ¡Vaaaale! Si llega el caso, hagamos lo posible por detonar en un lugar solitario, desértico para que la onda expansiva no salpique a otros. Pero si encontramos ese lugar y nos dejamos llevar,  tal vez, tal vez pueda servir para algo, ¿no?

A modo de conclusión y tras acariciar por última vez las hojas del cuento (para que luego digan si te hacen pensar o no), creo que la ira podría ser a la vez un elemento destructivo o curativo. Otra vez con la teoría de los opuestos. ¡Maldito Heráclito! Qué listo era.

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FERNANDO FURIOSO

Hiawyn Oram, Satoshi Kitamura

Editorial: Ekaré

ISBN: 9788493776732

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