Mucho más que ver y oír

Columpios

En muchas ocasiones nos fiamos de que los niños ven y oyen correctamente porque pasan las revisiones rutinarias y no se detecta ningún problema, pero cuando analizamos el origen de muchos problemas de fracaso escolar desde una perspectiva más clínica, nos damos cuenta de que muchos niños, aun sin necesitar gafas ni audífonos u otro tipo de aparatos para mejorar la audición, no perciben o interpretan bien la información visual y auditiva, dificultandose seriamente su rendimiento académico.

En las aulas se accede a todo el contenido curricular por vía visual o auditiva, y, que ambos sistemas funcionen correctamente, es clave para una correcta adquisición de la lectoescritura.

¿Cómo podemos saber si nuestro hijo tiene una buena funcionalidad auditiva y visual? Hay profesionales especializados en analizar estas dificultades y tratarlas, son los optometristas especializados en terapia visual y otros profesionales especializados en audición. Pero podemos avanzar algunos de los síntomas que nos puede hacer sospechar de estos problemas y que conviene que revise un especialista en el tema por si hay que intervenir para prevenir y solucionar la disfunción.

 

Síntomas de una baja funcionalidad visual:

  • Fatiga visual: cansancio, picor y enrojecimiento de ojos
  • El niño rechaza la lectura aunque le gusten los libros y cuentos
  • Rechazo a todo lo que implique fijar la mirada de cerca de forma sostenida y requiera precisión: lectura, escritura, dibujo, manualidades…
  • Dificultades para converger los ojos (mirarse la punta de la nariz)
  • Lentitud en la copia de cosas escritas en la pizarra.
  • Hiperactividad en el contexto de aula
  • Lentitud en la realización de las tareas escolares

 

Síntomas de una baja funcionalidad auditiva:

  • Frecuente pronunciación errónea de las palabras con más de 6 – 7 años
  • Inatención
  • Olvido frecuente de encargos o recados dichos de forma oral
  • Conductas disrruptivas y alteradas en el aula y en contextos de mucho jaleo
  • Taparse los oídos con determinados ruidos (por ejemplo el ruido de una moto)
  • Problemas frecuentes en la escritura de palabras: omisión de algunas letras, inversiones y sustituciones de letras de una misma palabra.
  • Hiperactividad

 

Si vuestros hijos presentan este tipo de síntomas es recomendable que sin perder tiempo consultéis a los profesionales especialistas, podéis evitar o paliar muchas dificultades de aprendizaje y problemas conductuales que se acaban cronificando y para los que, por norma general, no funcionan los métodos de modificación de conducta.

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