Os lo cuento muy rápido. Y es que no puedo entender como la misma sociedad que ha puesto a caer de un burro a una presentadora por presumir de su cuerpo de mujer en televisión, en un acto visto por millones de españoles; ayer apoyaba a una diputada por presumir de su condición de mujer-trabajadora y madre de un lactante en una acto visto por millones de españoles. Y aclaro que mi posición es a favor de ambas féminas, ¡OJO! mientras sea una opción que tomen con total libertad.
Al grano. Que no lo entiendo. Que creía que ya habíamos pasado la etapa patriarcal esa en la que la condición de mujer la otorgaba la maternidad, y a mi parecer, es tan grave un debate como el otro.
Os lo explico. La pasada nochevieja una cadena privada -remarco lo de privada- Cristina Pedroche empezó el año en el mismo sitio que yo, pero con unos cuantos Swaroskys más -20.300 en concreto- y luciendo un tipazo de escándalo ante las críticas de unos y otras, que enarbolando la bandera feminista como poco la tachaban de ‘tonta’. Y yo aún tenía la cara como el emoticono ‘sorprendido’ del WhatsApp –ojiplática- cuando ayer esa misma sociedad chillaba en apoyo de una diputada que se llevó al hemiciclo del Congreso de los Diputados a su bebé lactante. ¡Pues claro! ¿es qué aún hay que defender esto?
Personalmente, ni se me pasa por la cabeza tener que justificar que una tía guapa y con tipazo cobre dinero por salir medio vestida o medio desnuda –según quien mire- en televisión, y la hemeroteca nos daría un tortazo diario. Ni tampoco se me ocurre tener que argumentar que una mujer lleve a su hijo lactante a un puesto de trabajo, si es que puede y quiere hacerlo. Al igual que no lo haría si en ambos casos fueran hombres los protagonistas. El problema es que exista un debate cada vez que algo que debería ser ‘lo normal’, se convierta en ‘lo anecdótico’. Si aún necesitamos defender, argumentar y justificar que una mujer ejerce como tal, en cualquiera de sus facetas, es que aún nos queda mucho camino por recorrer, como el hecho de que el debate de la ‘conciliación laboral’ sea exclusivo de la mujer-madre, excluyendo a los hombres-madres o hijos-hemanos-mujeres y maridos de dependientes, por ejemplo. Así que atentos esos diputados que el que se lleve a su bebé al escaño para darle el biberón que España lo hará héroe.