Desde hace un tiempo estoy intentando que me gusten las infusiones. Digo intentando, porque cada vez que me he tomado una, no he salido muy convencida… La idea de tomar infusiones ha surgido con la intención de sustituir el café con leche que me tomaba después de comer, me resultaba bastante indigesto a estas horas del día. Como parece que voy cogiéndolas el gustillo, hoy voy a hablar de ellas.
He oído muchas ideas equívocas en cuanto a las funciones que pueden desempeñar, principalmente el efecto adelgazante que se las atribuye directamente, por ello, vamos a intentar resolver algunas dudas que pueden surgir en torno a ellas.
¿De dónde proceden las infusiones? Se preparan con diferentes partes de la planta (brotes, hojas, flores), las cuales son procesadas y preparadas para su inmersión, en la gran mayoría de los casos, en agua.
¿Cuál es la principal ventaja de las infusiones? La hidratación. Así, sin más. Es una buena opción para hidratarnos en la época del frío. Una infusión, es una taza de agua. Por ello, una de sus propiedades más importantes, es la mejora de la retención de líquidos y, no es más que porque ingerir agua, favorece precisamente la eliminación de estos.
¿Es cierto que las infusiones adelgazan? No, y no pueden ser la base de una dieta de adelgazamiento. Sí un buen complemento, por supuesto. ¿Tienen un efecto relajante o estimulante? Depende de la infusión de la que se trate. Muchas de ellas contienen teína que, al igual que la cafeína, ejerce sobre nosotros un efecto estimulante. En el caso por ejemplo, del té negro, la cantidad de teína es bastante más alta que en el caso del té verde. Por el contrario, infusiones como la tila o la valeriana, pueden ayudar a relajarnos.
¿Cuáles son algunas de las más conocidas?
– La manzanilla, estimula la digestión y favorece la eliminación de gases.
– La tila, a la cual se le atribuyen efectos relajantes.
– El poleo, que combinado con la menta, ayudará a tener una digestión más rápida y ligera.
– El té verde, es el más consumido y, como ya hemos dicho, ejerce un efecto estimulante. Se le atribuyen muchas propiedades beneficiosas debido a su contenido en antioxidantes (vitamina C, E, luteína y zeaxantina).
– El té negro, proviene de la misma planta que el té verde. En este caso ha sido fermentado, por ello el sabor y el aroma son tan distintos. Aunque en menor proporción, también tiene un importante contenido en antioxidantes (flavonoides principalmente) y en minerales (calcio, magnesio, hierro, etc.)
– El té rojo, también es sometido a un largo proceso de fermentación. Favorece la digestión, tiene un importante poder antioxidante y tiene, también, un efecto estimulante.
¿Te apuntas a una infusión?