Conocer Varsovia en dos días es posible, aunque a medias. La capital de Polonia no es la ciudad más bonita del país pero, sin duda, tiene una buena escapada y, si se planifica con tiempo es una escapada estupenda para toda la familia, peques incluidos. Como bien sabéis, algunos viajes se planean en una mañana de relax, y este fue uno de ellos. Confieso que encanta mirar opciones para escaparnos dos o tres días (no necesitamos más), todos vivimos demasiado rápido y miniescapadas así son, para nosotros, pequeñas bocanadas de aire. Quizás es huir o sencillamente disfrutar de lo importante y volver renovada. Sea lo que sea, para mí es vida.
Volamos desde Madrid, con Ryanair. Si buscas con tiempo (y suerte) el vuelo puede salirte por 50€ ida y vuelta. En nuestro caso llegamos a Modlin. No es el aeropuerto más cercano pero hay servicios de taxis por 100pln, unos 30€ más o menos, aparte de trenes o autobuses. Merece la pena, más si vais con niños, ya que el vuelo aunque no es largo, tampoco es corto y, el ir de puerta a puerta, se agradece. El alojamiento en Varsovia es, también, bastante económico. Apartamentos por 50€ la noche son sencillos de encontrar, y por menos. Por su parte, los hoteles más lujosos se reservan por unos 70/80€ la noche. Es decir, Varsovia puede convertirse en una escapada europea ‘low cost’ bastante recomendable. En nuestro caso, inicialmente teníamos reserva en el Palace Polonia aunque, en el último momento, optamos por un apartamento cuqui y coqueto. La verdad es que ganamos comodidad con los niños y más flexibilidad, aunque perdimos algo de ubicación. Como todo en la vida, son prioridades y elecciones. Eso sí, con.tiempo, podéis tener ambas opciones en páginas como airbnb o booking. Sólo un consejo: Muy atentos, lo que ellos denominan centro es el centro financiero, no el histórico.
Warszawa: La ciudad ‘que vio la guerra’ fue destruida durante la II Guerra Mundial. De hecho conserva pocos edificios históricos, aunque alguno puede encontrarse, principalmente en el barrio de Praga, Es el barrio bohemio de la capital polaca. No es una de las visitas recomendadas en las guías, aunque merece la pena una pequeña escapada y es fácil llegar en cualquier tranvía. Está a una o dos paradas del corazón histórico. Sus calles presentan la huella de la Unión Soviética aunque ha sabido adaptarse y adquirir, en algunas zonas, un aspecto vanguardista. Allí su Iglesia Ortodoxa Metropolitana de Santa María Magdalena y, muy cerquita, la Catedral de San Miguel Arcángel. Entre ellas, edificios grises y manzanas oscuras, influenciadas por el estilo soviético.
Otro de los símbolos rusos que tiene la ciudad y uno de los más importante es Palacio de la Cultura. Corona la capital y su visibilidad será uno de los focos que llame vuestra atención al llegar a la ciudad y, a su vez, el inicio de muchas de las visitas. Desde su planta 30 se pueden observar vistas de la ciudad aunque nosotros no accedimos a ella, ¡siempre hay que dejar algo pendiente para tener que repetir! Dicen que durante décadas el pueblo de Varsovia se debatía entre derruirlo o no por lo que significaba ya que fue un regalo de Stalin, del pueblo ruso al pueblo polaco. Finalmente su majestuosidad y la abundancia que representa se mantiene como uno de los más emblemáticos (y altos) edificios de la ciudad.
Y, como no puede se de otra manera, nada como pasear por la Plaza del Mercado. ¡Qué bonitas son sus calles con motivos navideños! El inmenso árbol de Navidad y el mercadillo navideño recuerda sin duda a muchas de las capitales europeas, ¡merece la pena visitarlo en estas fechas!
No dejéis de perderos por las calles aledañas y comprar algo de plata y ambar, es típico y precioso (confieso que no soy de ‘joyas’ pero la mezcla de ambar y plata, envueltas en diseño, me apasiona).
Una recomendación para comer, si vais con peques, reservad en Der Elefant, un restaurante precioso y céntrico. Allí hay una zona de juegos (pedid mesa a su lado, sólo se puede reservar por teléfono) y, además de una comida estupenda, los peques disfrutarán haciendo galletas y talleres mientras los mayores se deleitan los paladares con un concierto de piano en directo. Si tuviera que poner nota pondría sencillamente un 10.
Pasear por Varsovia es descubrir a Copérnico de nuevo, seguir la pista de Chopín en sus bancos musicales y disfrutar de una ciudad que, viendo la guerra, supo resurgir de sus cenizas. Como os decía, quizás no es la ciudad más bonita de Polonia, ni probablemente tampoco uno de los destinos que suelen tenerse en mente pero, sí os digo, merece una escapada, y más en Navidad.
Próximamente, próximo destino porque… #viajarmola