Larga vida a la Thermomix

crema

Llevo meses observando con inquietud ese nuevo electrodoméstico que se ha instalado en la encimera de nuestra cocina. Desde que llegó a casa la Thermomix nuestro nivel culinario está en un ‘al punto +’, los peques saben lo que es el varoma y siguen los pasos junto a su padre. Nuestro nivel ha aumentado y eso que ya teníamos nivel,no os vayáis a creer. Sin ser yo comercial de la Thermomix (que todo es planteárselo, aunque eso se lo dejo a Laura Utrilla) os aseguro que, cada día, probamos platos muy distintos, hacemos nosotros el roscón, los purés han pasado a ser cremas y cualquier receta tiene un toque especial

Esto no es gratuito, claro está, las consecuencias se notan, no es que su elaboración no sea sana, para nada, más bien porque a los que nos gusta comer, comemos… y los vaqueros lo sufren. En realidad, no sé muy bien el porqué hablo en primera persona del plural, mi papel con nuestro nueva amiga ha sido, únicamente, de catadora. No dice mucho de mí lo que os voy a confesar, soy consciente, y no me importa, pero la verdad es que nunca me ha gustado la cocina y, por suerte para mí, nunca he tenido la necesidad de cocinar. Cuando vivía con mis padres no me preocupaba de ello, las etapas que viví sola o en otras ciudades picaba cualquier cosa y siempre tenía comidas/cenas de amigos y, después, llegó Rodrigo, y me despreocupé del todo. Si alguien tiene méritos y es tiquismiquis suficiente para poder ser, incluso, jurado de masterchef, sin duda es él, ¡una delicia y una suerte para mí! (Por cierto, este rol no asumido por mí lo llevan fatal mis bisabuelas políticas que, en cada visita, sutilmente, me explican una receta)

Volviendo a nuestro tema, el caso es que esta mañana me levanté decidida. Por eso de que año nuevo, vida nueva o algo así, o simplemente porque ya tocaba, que a mi edad mal está decir que nunca había hecho un triste puré de verduras. Miré desafiante a la Thermomix y a Rodrigo, y le dije, ¡hoy cocino yo, cariño!. Boquiabierto tras ocho años en los que he hecho lo estrictamente necesario entre electrodomésticos (no me malinterpreteis, que cada uno tiene su papel y a mí me toca recoger siempre, o hacer otras cosas). Me ha pasado una receta de Velocidad Cuchara (muy recomendable, por cierto) y me he puesto manos a la obra.

Hasta hoy (me da vergüenza escribirlo) no había seguido ninguna receta. He hecho cosas tan básicas como freír un filete, una tortilla (en sus múltiples variedades), una pizza (no congelada, eh?), pasta (al puro estilo soltero o estudiantil pero una, ya sabéis, ya tiene una edad y eso debe cambiar)… Soy muy gourmet y crítica con los platos que me llevo al paladar, pero lo de prepararlos es otro cantar….Sobre las recetas, y porque soy una chica cultivada ;), conocía su estructura tradicional. Primero te cuentan los ingredientes, después los pasos a seguir. Todo en orden, pensaba…

Ha llegado el momento. He cogido mis tres calabacines, mi apio, mi puerro, aceite, agua… y todo juntito, crudo, y bien troceado, lo he metido en la Thermomix en el estricto orden en el que venía la lista de los ingredientes pero haciendo caso omiso  a eso que viene justo a continuación: ‘El paso a paso’. Pensaba que ese Dios llamado Thermomix no había que seguir nada, metías todo y apretabas al botón de ‘Hacer crema’, un botón inexistente 😉

Una vez más, he tenido suerte (soy una chica muy afortunada). In extremis mi contrario, que bien me conoce, ha entrado en la cocina justo en el momento en que introducía el último ingrediente, nada más y nada menos que el queso en crema. Entonces le ha cambiado la cara y he imaginado que algo estaba haciendo mal, estaba más boquiabierto aún que cuando ha conocido mi interés por cocinar, al levantarnos. Paciente, pero un poco irritado (así, a su estilo), me ha animado a sacar todos los ingredientes introducidos y a seguir los pasos de la receta y, oiga, ¡eso sí funciona!. En apenas media hora y sin machar ni una cazuela, he obtenido este resultado…¡Qué tiene buen aspecto, y mejor sabe mi crema de calabacín! ¡Larga vida a la Thermomix!

En 2016 quizás cocine un poco más (o quizás no), ¡Feliz año a todos, amiguitos!

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