La Navidad ha llegado para quedarse definitivamente. O bueno al menos por unas semanas. La verdad es que este año está siendo una Navidad atípica por aquello del buen tiempo, la poca nieve y esa campaña electoral que tenemos hasta la sopa. Debe ser que a Rajoy le gusta tan poco la Navidad como a mi porque eso de poner unas elecciones a 4 días de Nochebuena no sé yo…El caso es que a determinada edad estas fiestas empiezan a volverse diferentes y de un año a otro caes en la cuenta de que esto, efectivamente, ya no es lo que era.
Pero, ¿cuáles son los síntomas de que tu edad afecta de manera proporcional a cómo vives estas fechas? Te desvelo lo que me cuentan mis barbas:
1-¡Al suelo! Estás rodeado y no es la INTERPOL, son tus sobrinos e hijos: La Navidad ha pasado a ser cosa de los más pequeños. Aunque tú y los tuyos la disfrutéis como siempre, el protagonismo absoluto se lo llevan los pequeños de la familia. Cada vez son más los sobrinos o los hijos que corretean de un lado para otro de la casa o los adolescentes a los que la abuela pregunta por sus “queridos”. Tú simplemente pasas desapercibido, eres “uno más, porque ya eres mayorcito”.
2- ¡Qué tonto me he puesto con este vinito! Está claro que como tíos que somos no lo decimos pero tienes menos tolerancia a los ríos de alcohol que corren en este tipo de celebraciones. Bebes y bebes y vuelves a beber y la resaca que tienes no la quieres ni ver. Pero lo cierto es que la ves, o más bien la sientes a la mañana siguiente si no es a las 4 horas después. Tranquilito majo, que beber ya no es lo mismo que antes cuando te levantabas en la silla a darlo todo. Con determinadas edades ya da “cosica” hacer esas cosas.
3- Los planes del mítico e inmortal trío calavera se reducen al sillón de casa de su cuñada. A estas alturas muchos de tus amigos están atendiendo a sus obligaciones como novios, maridos, hijos de o cuñados de…así que tú que estás soltero no te queda otra que quedarte en tu casa pasándote por el Arco del Triunfo el punto dos. Eso, o peor, eres de los que tienes al cuñado al lado dándote la tabarra…
4- Tu abuela (si aún tienes la suerte de pasar estos días con ella) es una iluminada y su caldo de Navidad (para resacas) es el néctar de los dioses. Y tú que antes te quejabas por tener que levantarte “temprano” a las 15 horas para ir a comer con la familia el día de Navidad o de Año Nuevo. Ahora necesitas, y de hecho matarías por el caldo calentito que ha hecho la abuela, o tu madre, “para que entones tu cuerpo hijo”.
5- A ver quién es el listo que se quita en un mes de la barriguita eso turrones, mariscos, mazapanes, cordero, pinchos, cava, patés, sidra, conservas, champán, pavo, vino, cochinillo, salsas, pan…
PD: Cómo se te ocurra decir aquello de “una Navidad menos” ahora sí que sí la has cagado. No hay nada que hacer. Lo tuyo es crónico. Así que con 40, 50, 30, 10, 20 y 80… ¡FELIZ NAVIDAD!