Yes, we can! ¡Claro que podemos! Ya lo decía Obama, podemos pero en este caso debemos evitar discusiones innecesarias. ¿Por qué? Porque son terriblemente inútiles y nos estropean la salud más de lo que podemos imaginar. ¿Sabías qué cada vez que te enfadas segregas un montón de hormonas que te intoxican el cuerpo durante 8 horas? Entre ellas una que se llama cortisol que es la llamada “hormona del estrés” que produce trastornos en el sueño, retención de líquidos y que hace que otras hormonas no puedan realizar su trabajo. Repito: 8 HORAS!!! Tenemos que reducir nuestros cabreos como sea.
No os quiero mentir, esto requiere de práctica y constancia. Os voy a proponer una TABLA DE EJERCICIOS MENTALES para ponernos en forma y no sucumbir a los enfados propios de la vuelta de vacaciones y comienzo de curso. Ya se sabe que no se puede pasar de Juanin a Juanón, como diría mi madre y es mejor dominar cada ejercicio antes de pasar a por el siguiente.
Un modo muy sencillo pero difícil de llevar a la práctica: cuando empieces a detectar ira, sal de donde estés, toma un poco de distancia para calmarte. Esto tiene dos funciones importantísimas, da tiempo a tu cerebro a pensar y no estallar, y la otra, permite que el otro haga lo mismo. Con este método he conseguido no discutir con mi marido prácticamente nada en tres años. Esto no quiere decir que no te enfades, porque los enfados son normales y necesarios para marcar tus límites. Lo que quiero decir es que, desde la calma, uno ve las cosas con perspectiva y las conversaciones son más maduras y siempre más productivas, si no estás en mitad de un calentón. Parece obvio, pero a veces hemos de recordárnoslo.
Respira, es evidente, pero qué complicado… Todos los de la generación de los 70s y 80s, recordamos a Carl Wislow de Cosas de Casa respirando en una bolsa de papel y diciendo “Uno, dos y tres, cuatro, cinco y seis, yo me calmaré, todos lo veréis”, todo para no matar al torpe Steve Urquel. Un ejercicio simple, pero cuesta muchísimo. En realidad, la respiración nos ayuda a mantener a raya el estallido de hormonas que os comentaba al principio, porque en ningún caso debiéramos llegar a perder el control. 8 HORAS!!!
Elige muy bien tus batallas, a veces vale más la paz que tener razón. ¿No os ha pasado nunca que después de tener una bronca enorme, habéis pensado “no merece la pena ponerse así por esto”?. Todos sabemos que no merecen la pena más de la mitad de los enfados que sufrimos a lo largo de nuestra vida. A veces, hasta nos apropiamos de enfados ajenos y los volvemos propios. Lo cual me lleva a la última recomendación: Si ves que alguien no tiene el día, intenta cruzarte con esa persona lo menos posible. Esto cobra especial importancia y dificultad con nuestras parejas, pero es con quién más nos renta. Si el otro tiene un día negro, prueba a no tocarle las palmas y a dejarle tranquilo, incluso (esto ya es de nota) prueba a dejar pasar las pequeñas cosas que no te gusten, a no señalarle lo que crees que ha hecho mal, si ya tiene un mal día, no contribuyas a ponérselo peor. El efecto es mágico, aunque requiere un esfuerzo mayúsculo.
Ya sabéis que para ponerse fuerte hay que hacer mucha gimnasia, así que no esperes, empieza hoy a practicar, mañana ya es tarde, 🙂