En esta vida que llevamos tan ajetreada no poseemos tiempo apenas de reflexionar ni para nosotras mismas, quizás si utilizáramos más la cabeza y no tanto el tener que hacer por hacer y acabar rápido y ser eficaces en el trabajo y ser madres perfectas (las que lo sean) y un largo etc., nos daríamos cuenta de lo fundamental que es llegar a conocernos a nosotras mismas, tarea, por otro lado, ardua y difícil.
El hecho de padecer ansiedad y estrés, temas que han sido tratados en otros de estos artículos, muchas veces, proviene de eso, de no conocernos, que, a priori, no le damos importancia.
A veces nos sentimos presionadas o angustiadas por tener que hacer todo perfecto y, no es lo externo ni nuestra familia, ni amigos ni nadie, los que nos presionan, sino, el cómo vivimos las circunstancias nosotras por dentro, es por ello, que aspectos como la relajación, el practicarla o saberse entender y conocerse, nos harán vivir más felices. Por ejemplo, si tú te encuentras ante una situación que te agobia, debes tomarlo con calma, darte tiempo e ir poco a poco solventándola y dando soluciones pero no implicando a nadie como culpable, porque es tu interpretación de los hechos y tus propios miedos los que te mantienen así y, por supuesto, no tiene nada que ver con los demás.
Si logras un autoconocimiento elevado, que está claro lleva su tiempo y requiere de paciencia, podrás dominar muchas otras cosas en tu vida, como son las relaciones con los demás, el afrontamiento de los problemas cotidianos que siempre surgen, sin que hagamos un mundo de ello. Aprendemos también no solo cómo afrontar determinados problemas, sino nuestras capacidades y virtudes y como no, nuestras limitaciones y debilidades o, en lenguaje cotidiano, nuestros puntos flacos. Es en ellos en los que hemos de incidir para ir puliendo cómo queremos ser, porque la personalidad que tengamos será el punto de referencia para abordar las cosas de la vida de una forma dolorosa o, por el contrario, en paz con nosotras mismas y aportando, reiterando lo anteriormente dicho, paciencia, viéndolas como oportunidades para nuestro crecimiento personal y como nuevos retos que nos harán más fuertes.
Haciendo referencia a la personalidad pienso que esta aparte de tener un componente genético muy fuerte, se moldea, se pule y se hace incluso, podemos cambiar mucho a lo largo de la vida por los conocimientos que nos aportan las distintas experiencias. Una mala experiencia no es que sea algo positivo, pero a largo plazo nos sirve para reforzar nuestra capacidad de lucha y sabiduría de vivir y, por supuesto, nos ayuda a conocernos de una manera más profunda, que es una herramienta fundamental para poder vivir en plenitud y conseguir una actitud positiva ante los retos de la vida.
Por tanto, y después de esta reflexión, desde crisisdelos40.com os invitamos a reflexionar acerca del conocimiento de una misma, que se puede conseguir siguiendo una serie de pautas:
1. En primer lugar date tiempo, “nadie ha dicho que sea fácil”. “Roma no se hizo en un día”. Debes tener en cuenta que el conocimiento de ti misma es un proceso largo y requiere calma y paciencia. No puedes hacerlo de un día a otro, sino poco a poco.
2. Se consciente de que no puedes evitar los problemas cotidianos o más graves que pudieran surgir. Tómate esas dificultades como algo que forma parte de la vida, no se pueden evitar, sino afrontarlas de otra manera más positiva y como oportunidades para crecer.
3. Acepta tus limitaciones o puntos débiles y poco a poco intenta cambiarlos, pero nunca los ocultes o intentes evitarlos. A pesar que sea más cómodo seguir con ellos, ya que al intentar cambiarlos siempre generamos esfuerzo y malestar, merece la pena a largo plazo, ya que esto nos hará tomar las riendas de nuestra vida, y he dicho nuestra, no de nadie. La gratificación final seguro merece la pena.
4. Afronta las situaciones con serenidad: si una circunstancia de tu vida te está generando malestar, tómala con calma y piensa que todo se pasa e intenta solucionarlo, no focalices en ella regodeándote en tu mal, aporta tu granito de arena y poco a poco todo pasa, dejándote la huella de la experiencia. No te centres en lo que sufres, sino en lo que estás aprendiendo.
5. Recibe las críticas ajenas de buen grado. Quizás después de analizar estas, te puedan aportar conocimiento sobre ti misma, sobre todo, si las has recibido de varias personas que te quieren o son influyentes para ti. Nos obstante, sí debes desecharlas porque no sean coincidencias, sino que de una sola persona estás recibiendo críticas de determinado tipo y de nadie más, plantéate tu relación con esa persona.