Cómo “Papi” (ejemplar cuarentón) dejó marcado a un veinteañero

la-crisis-de-los-40-raoul-bova

Con un “tío, creo me he enamorado” comenzó el interesante alegato a favor de los cuarentañeros que durante los siguientes 20 minutos hizo que se me dibujara en la cara una sonrisa de satisfacción.

Imagen: Raoul Bova / enfemenino.com

Vaya por delante la afirmación de “no siempre se puede generalizar” y sumerjámonos en el relato de un veinteañero (casi treintañero) que el otro día tuve la ocasión de escuchar indiscretamente y en la que desgranaba su recién estrenada intención de empezar a ligar con “cuarentones”. No es que yo ponga la oreja, pero es que la emoción de esta historia traspasaba los pocos metros cuadrados reservados para los asientos de los dos amigos en cuestión y sus voces llegaban más allá de mi asiento y el de la señora de enfrente de mí (para desgracia suya que se quedó alucinada). Ya saben, cosas de la edad.

Con un “tío, creo me he enamorado” comenzó el interesante alegato a favor de los cuarentañeros que durante los siguientes 20 minutos hizo que se me dibujara en la cara una sonrisa de satisfacción. Resulta que, cansado de “niñatos” y de “ligues que no saben ni lo que quieren”, el tal “Fulano” había decidido cambiar sus habituales ambientes nocturnos por otros en el que la gente fuera más mayor que sus 29 años “y di en el clavo”, aseguraba.

“Papi”, como empezó a llamar a su apuesto ligue de una noche, sujetaba una copa mientras conversaba y reía con un grupo de amigos cuando Fulano apareció. Fue entonces cuando un intenso juego de miradas entraron en escena para empezar a caldear el ambiente. “Por fin una persona ligaba de verdad y no venía a saco a meterme los morros”, clamaba el protagonista de la historia aquejado de las abruptas formas de ligar de sus coetáneos. Ríete Dorian Grey.

Aparte de que “Papi” era un tipo elegantón, con sonrisa bonita y olía bien (ya hemos dicho que no siempre se puede generalizar), las canas que adornaban su pelo le hacían más interesante. Le daban ese toque que no se consigue con peinados aparatosos o gominas todoterreno, y sólo se logra con la edad. Sí, para quién no se haya enterado aún, las canas masculinas están de moda, ya sea en barba, en melena o en pelo en pecho. Y así me lo reafirmaba mi (aunque él no lo sabía) compañero de viaje. Amigos de Just for men, olvídenlo, las canas “ponen”, es un hecho contrastado.

“Papi” dio el paso de acercarse para preguntar “¿qué tal?”, una simple pregunta que emocionó a un Fulano que no podía parar de cuestionarse cuándo fue la última vez que no le preguntaban por la marca de ropa que llevaba puesta para ligar. Directo, valiente y sencillo, “Papi” se marcó el tercero de uno de sus tantos que continuaron con una conversación que denotaba experiencia. Fuera de juego, solo podía repetir: “sabía qué preguntar, hacia dónde dirigirme, tenía una CONVERSACIÓN”. Claro Fulano, es que los cuarentones nos las sabemos todas ya.

Señora al borde de un ataque de nervios (para la próxima prometo foto de cara) cuando la conversación subió de tono. Porque nuestro cuarentañero macho alfa, también conocido como “Papi” demostró su manejo en la cama. Sus movimientos que, todo sea dicho debían de acompañar al tamaño de su miembro, fueron acompasados con su capacidad de liderazgo. Vaya, un crack en la cama el tío que, contra todo pronóstico, dejó marcado a nuestro Fulano. (A estas alturas de la conversación ya casi era mi amigo)

Un desayuno al día siguiente, un “ha sido un placer conocerte” y el simple hecho de acompañarlo a la puerta, ratificaron lo que venía tiempo sospechando: los cuarentañeros aún tenemos mucho que decir -y hacer- en el mercado del ligoteo. Aquí no se ha acabado todo, sino al contrario amigos solteros. Aquí comienza todo.

Bonus track:

Ecuación del ligoteo a los 40:

MIRADAS+ASPECTO CUIDADO(CANAS)+SENCILLEZ / EXPERIENCIA SEXUAL= ESTÁS EN EL MERCADO.

1 Comment

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.