Pasamos el ecuador

Los zapatos OX de Alejando Villanueva (Flick)

Parece mentira pero sí, ya han pasado 20 semanas de embarazo, ahora empieza la cuenta atrás, un poco larga pero cuenta atrás al fin y al cabo. Es el momento de prepararse para la panza inmensa y de notar con ansia el tránsito de las pataditas a los chutes de futbolista profesional en tu interior que, en muchos casos, se aprecian desde fuera y te partes de risas con las caras de alucine de aquellas que aún no han sido madres, por un lado, y de terror a lo ‘Viernes 13’ de los hombres en general, aunque hayan sido padres con anterioridad.

En la semana 20 hay que pasar por la temida ecografía morfológica, al menos a mi me pone los pelos de punta. Es en la que el/la ginecolog@ explora concienzudamente la anatomía del futuro bebé. Es larga y un pelín incómoda, pero ante todo, crucial para descartar posibles malformaciones fetales.

Ya me pasó en el anterior embarazo, la noche anterior apenas duermo, llego callada, acojonadita perdida, firmo mi consentimiento y entro en la sala que se encuentra casi en penumbra. Mi marido me sigue a corta distancia sin abrir la boca, no se atreve ni a darme ánimos, me conoce demasiado.

Una vez en la camilla la ginecóloga en este caso me dice que cuando termine me cuenta…creo que es en uno de los pocos lugares en los que me porto tan bien. Calladita y sin inmutarme, no vaya a ser que desconcentre la doctora y se le pase cualquier cosa. Se masca la tensión, el padre me toca un pie y yo le sonrío, aguantando el tipo.

-«Bueno, hemos terminado, está todo perfecto»-, ay madre qué alivio, sonreímos como idiotas y vemos a nuestra niña moviéndose y abriendo la boquita, su corazón late rápido y sano y a mi se me salta una lagrimilla.

Está claro que aún pueden pasar muchas cosas, hasta que no lo tienes cogido en brazos no te quedas cien por cien tranquila, aunque la verdad es que tener hijos te deja intranquila y preocupada de por vida. Nunca volveremos a dormir plácidamente cual bebé, que por cierto, esta frase me parece del todo equivocada o de puro cachondeo, porque no se yo cual es el porcentaje de bebés que duermen bien y seguido…me tiro a la piscina y arriesgo con un1 por ciento y ya me parece alto.

A lo que voy, creo que lo de tener hijos es el acto de mayor altruismo del mundo y ni siquiera nos percatamos de ello. Doy gracias al cielo cada día por tener un hijo sano y de corrido me encomiendo al mismo lugar para que la criatura que está por venir sea igual. Qué bonita la maternidad/paternidad, que de altibajos se viven y es verdad que, aunque sea un tópico, compensa y mucho.

 

Los zapatos OX de Alejando Villanueva (Flick)

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