Hoy, en el Día Mundial del Alzheimer, los que tenemos la capacidad de recordar no podemos olvidar de las miles de personas (y sus familias) que sufren las consecuencias de una enfermedad tan dura y complicada.
Recuerdo que se olvidaba de que ya se había tomado la pastilla del desayuno, o que había comprado el pan, o que el décimo de lotería de Navidad, que cada año le vendía Julián, el bar de abajo, ya lo tenía en su cartera… A veces traía hasta dos o tres décimos, o llevaba el pan para toda la familia u olvidaba el camino de vuelta a casa y, antes de ir a trabajar, salía a buscarlo, por el barrio, y me hacía la sorprendida un día tras otro para evitar confesarle que iba a su encuentro. ¡Hombre abuelo, qué haces aquí! ¿Me acompañas a casa? ¡Ale, vamos juntos!
Con los años, estos despistes fueron creciendo, más cada día más. La mente brillante y audaz de una de las personas que más ha marcado mi vida se iba agotando, dejaba de tener capacidad para retener sus recuerdos. Pensándolo ahora, con perspectiva, era comprensible. Durante décadas trabajó en exceso, usó esa mente privilegiada de una manera brillante, consiguió emprender mil y una aventuras hasta hacer realidad una gran empresa, no sin antes fracasar y levantarse en cada intento. Si cabe, con más energía.
Hoy, en el día Mundial del Alzheimer, pero también cada día, me acuerdo de él, de sus ojos despistados de los últimos meses, de cómo su cara se llenó de dulzura, de cómo me daba la mano sabiendo que era alguien importante para él aunque, quizás, en ese momento, no recordara mi nombre. Daba lo mismo, pasábamos largos ratos viendo fotos de la familia, intentando recordar cosas del pasado o midiendo las baldosas del Hospital para ver cuánto gasoil se necesitaba para calentar la que, en ese momento pensaba convencido (y equivocado) que era su última construcción. Cada instante con él era fascinante, incluso cuando sumábamos nuestras locuras sin rumbo y me sumergía en sus fantasías y él, en las mías. Tengo suerte, muchos de sus recuerdos ahora son míos.
Este 21 de septiembre, Día Mundial del Alzheimer no podemos olvidar el dolor de muchas familias, y la frustración de aquellos que no tienen recursos para ayudar a los suyos, así como las escasas opciones sociales que hay para tratar este tema.
Hoy, los que podemos recordar, no debemos olvidarlos.