He dado al botón de comprar, lo he hecho, lo confieso, no he podido evitarlo. Tengo más peligro con la tarjeta de crédito… Llevo tiempo con ello en la cabeza, quiero aprender a coser pero a veces dudo de que vaya hacerlo. Hoy las dudas se han disipado (quizás hasta mañana). Hoy lo he visto claro: ¡Ha llegado el momento! ¡Me he comprado una máquina de coser! ¿No os ha pasado es alguna vez? Dudar si comprar una cosa, dudar de si vas a sacarlo partido, decidir no hacerlo, volver a decidir que sí lo haces y, finalmente, comprarlo rápido como si tú misma te estuvieras escondiendo de ti misma, en pleno ataque consumista entre nervioso y divertido. ¿Sólo me pasa a mí?. (No me lo creo)
A veces tengo la sensación de que necesito hobbies y otras veces me planteo que lo que necesito es tiempo para poder tenerlos y así, se me pasa la vida, siempre buscando cosas nuevas que hacer. Quisiera hacer tantas cosas…
Os diré que mi padre dice que siempre quiero más y, aunque me cueste darle la razón (que somos cabezotas los dos por naturaleza) pues la lleva, lo asumo. Esto provoca que mi lista de cosas pendientes por hacer aumente cada día, con sus ventajas (nuevos retos) y sus desventajas (que agobio que se me pasa la vida). Hoy os confesaré algunas de mis asignaturas pendientes durante mi etapa cuarentañera 😉 Quien dice asignaturas dice deseos:
– Aprender a coser a máquina. Quien dice coser dice meter unos dobladillos y esas cosas tan apañadas, que no aspiro yo a ser modista, pero al menos lo más básico…
– Tocar la guitarra. Aquí también tengo una aspiración muy modestita, no quiero ser Paco de Lucía pero cantar alguna canción moñas ‘tirada’ en el césped…¡me encantaría! Me visualizo con trenzas y todo, 🙂 .
– Pasar un verano de voluntaria lejos de España, trabajando en un proyecto de Cooperación. Lejos de todo para valorar que nada es imprescindible salvo cosas contadas. (Eso sí, a poder ser de habla no inglesa, el inglés debería ser otra asignatura, pero en este post hablo de deseos no de obligaciones).
– Ampliar la familia con un perro. Es algo que he querido desde niña pero sigue sin ser el momento, el tiempo es limitado, aunque se estire (busco familia para custodia compartida o amigos dispuestos a cuidarlo en nuestros viajes. Venga va, se admiten voluntarios).
– Comprarme una caravana. Ya soñaba con ello desde niña, para conocer ciudades y más ciudades en mi casita portátil, y ahora compartida con mis locos aventureros.
Seguro que algunos ya me estáis visualizando en caravana, con perro y guitarra, realmente siempre me he sentido muy identificada dentro del mundo hippipiji ;). Me pega, ¿verdad?. Aunque mis asignaturas pendientes son interminables no os aburriré con una lista sinfín porque, como bien dice el refranero, lo bueno, si breve, dos veces bueno. De momento, pronto os enseñaré mis primeros pinitos con mi nueva Singer. Se admiten pedidos (e intrépidos modelos). Espero sacarla de la caja… ¡Que nos conocemos María Coco!