No sé vosotros pero yo vivo septiembre como si fuera un comienzo de algo. La coincidencia de mi cumpleaños y del inicio del curso me hace vivir estas fechas como el momento perfecto para marcarme objetivos, propósitos y, también, para hacer balance. Este año, quizás por este espacio o simplemente porque me tocaba, el balance ha sido más profundo, parece que me aproximo peligrosamente a la Crisis de los 40 y eso, se nota ;). Pues..¡ahí vamos!
Decálogo de una treintañera despelujada 😉
- Crecer es hacerse fuerte, unas veces a base de golpes y otras, de abrazos.
- Sé sincero, no tengas miedo a decir las cosas que no te gustan, pero dilas con cariño: Duelen.
- Te equivocarás y los errores se convertirán en lecciones vitales. Aprende a perdonarte, es imprescindible para poder seguir.
- Sustituye el concepto venganza por distancia. Nadie merece generar en tí rabia u odio, sólo indiferencia. Hazlo por ti.
- Emprender es una asignatura pendiente antes de morir. Es probable que no funcione pero hemos de tener la valentía de intentar cumplir un sueño, aunque éste no tenga que ver con el mundo de la empresa.
- Las redes sociales magnifican la felicidad. Ni todos somos tan felices ni mucho menos, tan perfectos.
- Ser madre ha sido mi mejor decisión. Puedo prescindir de cualquier cosa en esta vida, salvo de ellos. Moriría de tristeza.
- Comparte tu vida con una buena persona, bastante difícil es ya el camino.
- Mi familia es irremplazable y mi hermana, mi mejor amiga. Ellos, junto a otras tres personas que no tienen mi sangre pero conocen qué me pasa cuando ni yo misma me entiendo, hacen que pueda sentirme muy afortunada.
- Cuando sonrío soy más fuerte, mucho más que cuando lloro. Sin embargo, y aunque suelo reir mucho, también necesito llorar (desahoga tanto… 😉 )