Lo que Alejandro Sanz ha unido que no lo separe nadie

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No sé si bailar una jota o esconderme directamente debajo de la cama… Creo que mis párpados se han quedado pegados, mi cuello se niega a mantener la cabeza erguida y mi voz, ligeramente rasgada, va a impedir que algunos de mis clientes me reconozcan hoy al otro lado de la línea telefónica. ¡Hoy de Skype ni hablamos, alguna excusa tendré que inventarme, 😉 !

Pues sí, ‘no es lo mismo ser que estar, como bien dice Alejandro Sanz. El viernes me faltó su camiseta para asistir al último de sus conciertos en el Palacio de los Deportes, Ahí estaba yo, dispuesta a darlo todo con dos amigas de esas que tienen ‘Denominación de Origen’. Hemos pasado media vida, más bien nocturna (y haciendo rentable a telefónica), riéndonos de la vida, del bien y del mal, de morenos y rubios, de nosotras mismas… Y este viernes, igual, como si los años no pasaran. Aunque, eso sí, las conversaciones las centraron principalmente morenos y rubios de talla pequeña: nuestros enanos. ¡Cómo nos ha cambiado la vida aunque en días como este nos volvemos locas como adolescentes!. Y, de nuevo, riéndonos de nosotras mismas y del estrés por conseguir llegar al colegio puntuales con los peques, a las reuniones por la mañana en Madrid, a tomar café con ese buen amigo que apenas ves, a la siguiente reunión, al concierto con ellas y a casa, que a las ocho suena la sirena, y luego toca natación… (¡¡¡¡¡ay madre ese momento de entrar en el agua, cri, cri, cri…!!!!)

La rutina está para escaparse de ella, al menos a veces y Alejandro Sanz era la excusa. Nunca he sido yo de ir a sus conciertos, ni de seguirle con exceso, y menos de pegar sus fotos en mis carpetas, (que yo era más de Bon Jovi 😉 ), pero cuando salió la fecha, pensé… a éste sí voy, voy y punto. Como no podía ser de otra manera, mi primera opción siempre es Él: Rodrigo. Él asumió su papel de acompañante, sin excesivo entusiasmo pero con una sonrisa, y compramos dos entradas sentaditos, como merecía la ocasión, como una pareja tranquilita que va de concierto, a nuestra edad… Sin embargo, el plan cambió cuando sonó el teléfono, era Celia con un objetivo: ¡Coco y si celebramos tus 35 y mis 36 con Alejandro Sanz. Rocío y yo ya tenemos entrada! ¡¡OMG!!! Pues dicho y hecho, y a zona Premium, a pie de pista, a darlo todo pero cerquita y sin esperas para acceder… que para eso estamos todo el día trabajando y ya no tenemos 20 años. Nosotras, felices ¡y Rodrigo más!, noche de rodríguez en casita tan agustito bañando a los niños, unos dibus, un poco de lectura… ¡Planazo!

Y sin tener el ‘Corazón partío‘ en estos momentos, sabemos que somos ‘Un Zombie a la intemperie‘ si nos faltan los nuestros, que quizás ‘Si fuera ella (o nosotras)’ y que, aunque ‘no madure el coco’ siempre tendremos una sonrisa para disfrutar de noches como esta. Allí estuvimos, cantando, gritando, bailando y riéndonos a carcajadas con miradas cómplices en algunas frases de esas canciones. A veces tenía la sensación de que sus canciones recorrían parte de mi vida, desde mi adolescencia hasta mi madurez, con momentos concretos, con personas que formaron parte de ella y dejaron de estarlo, con miedos, y dudas pero siempre ‘Pisando fuerte‘…

Pero Alejandro sigue su gira, y nosotras, nuestra vida. Toca subirse a los tacones y esperar a la próxima noche de chicas, noches que tanta vida dan y tanto sueño quitan.

Tocan tacones, moño arreglado y…. ¡A trabajar y a seguir escribiendo en este blog en los ratos libres (si es que los encuentro 😉 )

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